La depresión posparto es un trastorno que afecta a muchas mujeres después de dar a luz, a menudo de manera silenciosa. Es más frecuente en mujeres menores de 20 años, especialmente cuando el embarazo no fue planeado o hay consumo de drogas, alcohol o tabaco. La precariedad económica también juega un papel importante en su aparición. En México, donde el aborto es ilegal, muchas mujeres enfrentan embarazos no deseados, lo que genera una angustia profunda sobre cómo afrontar la crianza de un bebé.
Los síntomas de la depresión posparto incluyen fatiga extrema, tristeza persistente, preocupación constante y dificultades para dormir. En casos graves, la madre puede autolesionarse, poniendo en riesgo su bienestar y el de su hijo. Además, es común que surja resentimiento hacia la pareja, ya que muchas mujeres se sienten emocionalmente abandonadas. Esta sensación puede deteriorar la relación, con respuestas indiferentes del compañero que contribuyen a la ruptura del vínculo.
Aproximadamente 15 de cada 100 mujeres sufren de depresión posparto. Lo más preocupante es la ausencia de programas específicos para abordar esta condición. La falta de apoyo adecuado no solo afecta a la madre, sino que también impacta negativamente en el embarazo y el desarrollo del bebé. Las mujeres afectadas suelen descuidar su salud, evitando el control prenatal y exponiéndose a conductas riesgosas como la autolesión.
La depresión posparto requiere atención urgente, ignorarla pone en peligro la vida de las madres y el futuro de sus hijos, perpetuando un ciclo de dolor y abandono. Es esencial implementar programas de apoyo y tratamiento para abordar esta crisis y mejorar el bienestar de las madres y sus hijos.