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31 de Marzo del 2025
Cultura

Desclasificación de archivos JFK: Cuba, México y la Guerra Fría

Desclasificación de archivos JFK: Cuba, México y la Guerra Fría

Los archivos desclasificados sobre John F. Kennedy, liberados el 18 de marzo de 2025, proporcionan una mirada fascinante a las operaciones de inteligencia y las dinámicas geopolíticas de la Guerra Fría, abarcando mucho más que el asesinato del presidente Kennedy


Estos documentos, que fueron prometidos por el presidente Donald Trump durante su campaña y finalmente revelados a través de una orden ejecutiva en enero de 2025, no solo aclaran detalles sobre Lee Harvey Oswald, sino que también arrojan información vital sobre Cuba, América Latina, las relaciones con México y las estrategias contra la Unión Soviética.

Gracias al uso de inteligencia artificial para analizar los archivos desclasificados hasta la fecha sobre el asesinato de Kennedy, se han podido confirmar los siguientes hallazgos, basados únicamente en estos documentos:

La desclasificación ha confirmado que Lee Harvey Oswald, señalado como el autor material del asesinato de John F. Kennedy, fue un agente activo de la Central Intelligence Agency (CIA) durante la década de 1950. Los archivos revelan que Oswald fue reclutado, entrenado y preparado por la agencia en Japón, lo que añade una nueva y compleja dimensión a la narrativa oficial de que actuó en solitario.



Un aspecto central de los archivos es la información sobre Cuba, especialmente el Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), liderado por el exiliado cubano Manolo Ray. El MRP buscaba derrocar a Fidel Castro desde dentro, promoviendo la resistencia interna en lugar de una invasión externa, una estrategia que Ray afirmó haber iniciado en octubre de 1961


Según Ray, el MRP estaba organizado en toda la isla, con apoyo de diversas clases sociales, y contaba con miembros infiltrados en los 33 sindicatos cubanos, la inteligencia (G-2), la milicia y la administración de Castro, sugiriendo una penetración significativa en el régimen. Ray estimó que el 80% de la población cubana estaba en contra de Castro en 1961, aunque la mayoría no participaba activamente, y afirmó que el MRP tenía más apoyo popular que la revolución original, lo que indicaba un rápido deterioro del respaldo a Castro apenas dos años después de su llegada al poder.



La paranoia cubana también se refleja en los documentos, con los medios cubanos interpretando acciones de EE. UU., como la visita del General Maxwell Taylor y las violaciones del espacio aéreo, como señales de una posible invasión. Esta percepción estaba influenciada por la fallida invasión de Bahía de Cochinos en 1961, donde exiliados cubanos, apoyados por la CIA, intentaron derrocar a Castro pero fueron derrotados rápidamente


Además, los archivos incluyen esfuerzos de inteligencia propuestos por el Director de Inteligencia Central (DCI) John McCone, que abarcaban un período de 3-4 meses para evaluar las intenciones soviéticas en Cuba. Estas operaciones incluían la penetración del régimen de Castro y la colaboración con representantes británicos, franceses y alemanes en la isla. Se mencionó el uso potencial de la base naval de Guantánamo para operaciones de inteligencia, aunque esta idea fue rechazada debido a los riesgos de exposición internacional. La CIA también recopilaba información detallada sobre individuos cubanos que trabajaban en la extinta Dirección General de Inteligencia (DGI), incluyendo sus preferencias personales y los viajes que realizaban a distintas partes del mundo, lo que muestra el alcance de la vigilancia en la región.


Los documentos también detallan las operaciones de la CIA dirigidas a la Unión Soviética, reflejando la intensidad de la Guerra Fría. Un hallazgo notable es la creación de un "Centro de Información" en EE. UU., operado con la participación del Departamento de Estado


Oficialmente, este centro brindaba orientación a turistas estadounidenses sobre oportunidades y restricciones en la Unión Soviética, pero su verdadero propósito era influir ideológicamente en los viajeros para promover el estilo de vida estadounidense y recopilar información sobre ciudadanos soviéticos, incluyendo sus actitudes políticas y direcciones. En respuesta, la agencia de inteligencia y seguridad soviética intensificó sus esfuerzos para identificar a estos turistas, utilizando recursos para exponer a aquellos vinculados a la inteligencia enemiga, incluyendo la infiltración de agentes en grupos turísticos y el monitoreo de sus actividades.

Las estrategias de la CIA para infiltrarse en la Unión Soviética, aunque con información limitada por razones de seguridad, incluyen varias tácticas clave:
  • Desarrollo de Recursos Humanos: La CIA reclutó personas con habilidades específicas, como dominio del ruso y antecedentes adecuados, para operar encubiertos en la Embajada de Moscú.


  • Operaciones de Inteligencia: Se llevaron a cabo misiones para obtener información sobre la tecnología militar soviética, como los aviones MIG, requiriendo una meticulosa planificación y cooperación internacional.


  • Redes de Información: Se establecieron vínculos con aliados y figuras clave para intercambiar datos y facilitar operaciones.


  • Uso de Tecnología: La agencia implementó tecnología avanzada y creó instalaciones de investigación para optimizar la recolección de información.


  • Estrategias Encubiertas: Se recurrió a la manipulación de situaciones locales, incursiones en zonas de conflicto y el establecimiento de bases estratégicas en Alemania y Viena para ejecutar misiones dentro de la URSS.


Estas operaciones destacan el alcance global de las actividades de inteligencia durante la Guerra Fría, con un enfoque en la recolección de información y la contrainteligencia


Los archivos también describen las acciones de EE. UU. para contrarrestar la influencia comunista en América Latina, con un enfoque particular en Cuba y un evento en Brasil. En enero de 1964, se llevó a cabo una reunión de la Federación Unificada del Trabajo de América Latina (CUTAL) en Río de Janeiro, que reunió a líderes sindicales de izquierda, socialistas y comunistas con la intención de formar una federación unificada. El Departamento de Estado temía que los comunistas tomaran el control y desplazaran a los socialistas mexicanos, por lo que propuso varias medidas, incluyendo:
  • Contactar al embajador de EE. UU. en Brasil para evaluar el respaldo del gobierno local a acciones disruptivas.
  • Desalentar la asistencia de delegados de otros países latinoamericanos.
  • Usar transmisiones de emisoras importantes para exponer las condiciones laborales en países comunistas como Cuba, Alemania del Este y China.
  • Continuar con operaciones de propaganda negra en Brasil para sugerir la postergación de la reunión.


En el caso de México, dos memorandos fechados el 18 de febrero de 1964, enviados por el secretario de Estado Dean Rusk al presidente Lyndon B. Johnson, prepararon una reunión con el presidente mexicano Adolfo López Mateos


Aunque redactados tras el asesinato de JFK, estos documentos reflejan la continuidad de las políticas de la era Kennedy hacia México y América Latina. Las relaciones entre ambos países estaban en su punto más alto tras la presidencia de Kennedy, y se recomendó un gesto simbólico, como un "apretón de manos al estilo Texas y un abrazo", para reforzar la conexión con Johnson durante un encuentro en Los Ángeles.

México mantenía una política exterior independiente, con relaciones comerciales y culturales con la China comunista y una postura neutral hacia Cuba, aunque cooperaba con EE. UU. en temas clave, como el control de agentes de Castro y la oferta de ayuda en el conflicto de Panamá. Un detalle significativo es que López Mateos había dado garantías secretas a EE. UU., a través de canales de la CIA, de que México no reconocería a China comunista, a pesar de especulaciones.



Se evidenciaba una transición política, con el poder deslizándose hacia el sucesor de López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, y un énfasis en respetar la soberanía mexicana para evitar cualquier percepción de subordinación


Una de las teorías que ha ganado fama debido a esta reciente desclasificación, es la teoría de que Adolf Hitler no murió en 1945 en su búnker en Berlín, sino que escapó a Argentina, ha ganado atención en redes sociales como X, alimentada por teorías conspirativas y documentos desclasificados de agencias como el FBI y la CIA.



Aunque algunos de estos archivos mencionan testimonios de ex soldados y rumores sobre su posible fuga a Sudamérica, no ofrecen pruebas sólidas que respalden la idea de que Hitler sobrevivió. A pesar de que estos documentos han sido divulgados, estudios forenses, como el análisis de restos dentales en Moscú, han confirmado que Hitler murió en 1945, dejando estas teorías como especulaciones sin base


Estos archivos no solo reescriben aspectos del asesinato de JFK, sino que exponen el alcance del intervencionismo estadounidense en América Latina y la URSS. También revelan cómo la CIA manipuló gobiernos, movimientos sociales y hasta turistas para sus objetivos geopolíticos










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