En Durango se venera como el patrono tras la desesperación del pueblo duranguense por el alto índice de picaduras de arácnidos que se presentaba en aquella época y no se contaba con el antídoto que pudiera revertir el veneno del alacrán, causa de muerte de muchos durante ese tiempo.
La Iglesia Católica Romana ha celebrado la figura de la santidad de Dios en la presencia de San Jorge, que llegó a Durango en 1749 tras el mandato del obispo número 15 en el estado, Pedro Anselmo Sánchez de Tagle, fiel devoto de esta figura decide nombrarlo santo patrono de la ciudad en ese mismo año.
Hoy en día se estima que cerca del 90 por ciento de los habitantes del municipio de Durango acuden cada año a la veneración de San Jorge, mismos que llevan consigo una ofrenda floral, los tradicionales "ramitos", velas y medallitas del santo.