Establecido en China, el día del soltero se ha institucionalizado como una fecha comercial más. Utilizada por los grandes almacenes para "enganchar" a gente que se autodefina como solo o soltero. Pero esto nos lleva a preguntarnos: ¿Que pasa con el matrimonio en México?
La estructura del matrimonio en México ha cambiado notablemente en las últimas décadas, evidenciando transformaciones sociales y culturales que impactan directamente en las decisiones de las personas respecto a la vida en pareja. La tendencia decreciente en la tasa de matrimonios se ha sostenido desde el año 2000, cuando se registraron 7.6 matrimonios por cada mil habitantes. Para 2022, esta tasa disminuyó a 5.7, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Este cambio refleja una serie de factores que están redefiniendo el concepto de matrimonio en el contexto mexicano.
La pandemia de COVID-19 también acentuó esta tendencia. En 2020, los matrimonios disminuyeron un 33% en comparación con el año anterior, ya que las restricciones sanitarias y el distanciamiento social limitaron significativamente la celebración de eventos sociales. Este descenso representa una pausa obligada, pero que en muchos casos ha llevado a una reflexión más profunda sobre la formalización de la vida en pareja. La pandemia fue así un catalizador que acentuó una transformación ya en proceso.
Otro aspecto a considerar es el incremento en el porcentaje de personas solteras en el país. Según el Censo de Población y Vivienda 2020, el 34.2% de los mexicanos es soltero, una cifra apenas 1.2% inferior a la de los casados. Este fenómeno es especialmente notable entre mujeres jóvenes de entre 20 y 24 años, quienes constituyen más del 50% de la población soltera en ese grupo de edad. La búsqueda de estabilidad económica y profesional antes de asumir compromisos matrimoniales se ha convertido en una prioridad para muchos jóvenes.
La edad promedio para contraer matrimonio ha aumentado, situándose en 34 años para los hombres y 31 para las mujeres. Estos cambios en las decisiones de vida reflejan la transformación de expectativas sociales, profesionales y económicas, además del impacto de la pandemia en los patrones de relación, lo que ha llevado a replantear el rol del matrimonio en la sociedad mexicana actual.