A los 57 años, Liberato Chavarría enfrenta una batalla que nunca imaginó. La diabetes le ha destruido los riñones, obligándolo a depender de hemodiálisis para sobrevivir. Su vida cambió de golpe: de ser agente de ventas en supermercados, pasó a depender de lo poco que su esposa Isaura puede generar vendiendo comida, haciendo decoraciones florales y cosiendo ropa. El panorama es desolador para esta familia, que solía tener estabilidad y hoy vive al límite, sin saber si mañana habrá suficiente para comer.
Desde que su salud colapsó en febrero, Liberato y su familia han caído en una espiral de deudas y angustia. No contaban con seguro social, lo que los forzó a pagar 50 mil pesos por atención médica privada durante cuatro meses. Esa suma devastó su economía. Sus hijos, aunque quisieran, solo pueden ayudar con lo poco que tienen, pues ya tienen sus propias familias que mantener.
Pero la situación de Liberato es aún más grave. Además de la hemodiálisis, ha perdido gran parte de su vista a causa de la misma enfermedad. Los doctores le han dicho que necesita una operación en Torreón, pero el golpe más duro es que ni siquiera hay garantías de que recupere la vista. Todo es incierto, mientras cada día la familia se enfrenta a la falta de dinero, la comida escasea y las necesidades se acumulan.
Aunque su casa se mantiene en pie, viven en condiciones de pobreza extrema, sin acceso a los servicios básicos que cualquier persona necesita para vivir con dignidad. Isaura y Liberato claman por ayuda, desesperados por encontrar una solución antes de que sea demasiado tarde. El tiempo corre y las esperanzas se desvanecen. Quienes deseen colaborar pueden comunicarse al número 6182199493.