En Durango, muchos adultos mayores enfrentan dificultades para encontrar empleo, lo que ha generado preocupación entre este grupo poblacional. El problema principal radica en que a pesar de tener la capacidad y el deseo de trabajar, los adultos mayores no son contratados, ya sea por prejuicios relacionados con su edad o por la preferencia de las empresas hacia personal más joven. Esto ha llevado a muchos de ellos a depender económicamente de sus familias o a buscar otras alternativas, como el autoempleo.
Los afectados por esta situación son los adultos mayores de 60 años o más, quienes, a pesar de su experiencia y disposición para trabajar, se enfrentan a la negativa de las empresas para contratarlos. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 23.32% de esta población se dedica al comercio, el 23.18% al sector agropecuario, el 19.34% a actividades industriales o artesanales, y el 34.16% restante tiene otras ocupaciones. Sin embargo, este sector de la población sigue luchando por encontrar un espacio en el mercado laboral.
A pesar de que existen oportunidades laborales en diversos sectores, las empresas no suelen contratar a personas de edad avanzada. Aunque no se menciona explícitamente que la edad es la razón principal para no contratarlos, los adultos mayores perciben que su edad juega un papel determinante en la decisión de las empresas. Esto los lleva a buscar formas alternativas de subsistencia, como el autoempleo. Sin embargo, no todos cuentan con los recursos económicos necesarios para emprender un negocio o dedicarse a la producción de artesanías u otros productos, lo que a menudo resulta en desánimo.
Esta problemática no es reciente; es una realidad que muchos adultos mayores han enfrentado durante años, especialmente aquellos que, al llegar a la vejez, no desean depender completamente de sus familias o del apoyo gubernamental. Cabe mencionar que, aunque existen programas de apoyo federal para los mayores de 65 años, aquellos que tienen entre 60 y 64 años no reciben ningún tipo de ayuda económica.
El fenómeno es visible en Durango, donde es común ver a adultos mayores buscando formas de ganarse la vida. Las calles y mercados son testigos de la lucha diaria de este grupo de personas que, pese a sus esfuerzos por seguir siendo parte activa de la sociedad, se encuentran con barreras que dificultan su acceso al empleo formal.