En el corazón de Durango, una alarma debería resonar con cada hectárea de bosque que se pierde. Este año, el riesgo de incendios forestales se eleva, no solo por las condiciones climáticas adversas, sino también por la imprudencia humana. Durango, reconocido por sus vastas áreas verdes, enfrenta un desafío enorme: la conservación de su patrimonio natural frente a la amenaza creciente de los incendios forestales. A nivel nacional, se reporta una pérdida alarmante de 155,000 hectáreas de bosque anualmente, según datos de la Comisión Nacional Forestal. Sin embargo, Durango supera el promedio nacional de afectación por incendio, con 72 hectáreas dañadas por cada siniestro, y registros de hasta 300 hectáreas consumidas por las llamas en incidentes aislados.
La temporada de incendios, que inicia oficialmente el 1 de marzo, ha mostrado un comportamiento impredecible este año. Aunque recientes lluvias ofrecieron un breve respiro, la práctica de quema controlada por parte de los agricultores, una técnica ancestral para la limpieza de terrenos destinados al cultivo de maíz, frijol y al rebrote de pastizales, subraya la importancia de una capacitación rigurosa en manejo de fuego. Actualmente, México cuenta con 1,719 combatientes de incendios forestales distribuidos en sus 32 estados, apoyados por 84 técnicos especializados. No obstante, la constante capacitación de este personal es crucial para enfrentar no solo las llamas, sino también las plagas que se propagan en bosques secos, agravando la situación.
La sequía ha dejado vulnerables a 8,000 hectáreas de bosque, plagadas por insectos que se fortalecen en estas condiciones adversas. Los expertos anticipan un escenario complicado, con temperaturas en ascenso y precipitaciones escasas, creando el ambiente perfecto para que los incendios devasten con una intensidad sin precedentes. El próximo 8 de abril se perfila como un día crítico, cuando la expectativa de un eclipse solar atraiga a numerosos visitantes a la sierra. La concienciación y el comportamiento responsable de cada individuo serán determinantes para prevenir desastres y preservar el esplendor natural de Durango. Frente a este panorama, la lucha contra los incendios forestales se convierte en una prioridad no solo para los combatientes y técnicos, sino para toda la comunidad, llamada a actuar con prudencia y respeto hacia su entorno natural.