La gestión económica en el hogar presenta desafíos significativos, especialmente cuando los precios de productos básicos como el tomate pueden variar proporcionalmente de una semana a otra. Es común observar cómo el precio del tomate puede oscilar entre 50 pesos el kilo en una semana y descender a 13 pesos en la siguiente. Ante esta volatilidad, las amas de casa se ven obligadas a anticipar y adaptarse a las fluctuaciones del mercado, a fin de mantener un equilibrio en el presupuesto familiar. La incertidumbre en los precios de los alimentos representa una carga adicional para las familias, que deben ajustar sus compras y prioridades en función de las fluctuaciones del mercado. La habilidad para prever y anticiparse a los cambios en los precios se convierte en una estrategia fundamental para optimizar los recursos y garantizar la estabilidad económica del hogar. Además de la volatilidad en los precios de los alimentos, otro desafío importante que enfrentan las madres de familia es la realidad de los sueldos bajos que perciben. A pesar del esfuerzo y el trabajo dedicado, muchos hogares luchan por llegar a fin de mes debido a la falta de correspondencia entre los ingresos y los costos de vida. La disparidad entre los sueldos bajos y los precios elevados de los insumos básicos genera una tensión económica constante en los hogares. Aunque las madres de familia trabajan arduamente para mantener el bienestar de sus seres queridos, se encuentran atrapadas en un ciclo de ingresos insuficientes y gastos crecientes. La brecha entre los ingresos y los costos esenciales como la alimentación, la vivienda y la educación pone en evidencia las deficiencias del sistema económico actual, que no garantiza condiciones dignas de vida para todas las familias. La inequidad salarial y la falta de políticas públicas efectivas contribuyen a perpetuar la precariedad económica en muchos hogares. En este contexto, es urgente implementar medidas que promuevan la equidad y la justicia económica, asegurando que todos los miembros de la sociedad puedan acceder a oportunidades de desarrollo y bienestar. Es necesario reevaluar y reformar las políticas laborales y económicas para garantizar salarios justos y condiciones de trabajo dignas para todos. Asimismo, es fundamental promover la educación financiera y el empoderamiento económico de las mujeres, reconociendo su papel crucial en la gestión y el sostenimiento de los hogares. Brindar herramientas y recursos para mejorar la administración del presupuesto familiar es esencial para construir una sociedad más justa y equitativa.