El Día del Abuelo pone de relieve una realidad preocupante para muchos adultos mayores: la falta de acceso a necesidades básicas y el abandono por parte tanto de la sociedad como de sus propias familias. A pesar de su experiencia y años de trabajo, la discriminación laboral a menudo les cierra las puertas, empresas y empleadores frecuentemente descartan a los mayores con el argumento de que no cuentan con la capacidad física necesaria para realizar ciertas tareas, lo que les impide conseguir empleo y, en consecuencia, asegurar su sustento.
Marina, de 66 años, comparte su experiencia: "A los 60 años ya nadie nos quiere contratar. Nos dicen que no podemos hacer las cosas que hacíamos antes, que no tenemos las mismas capacidades. Nos descalifican por razones que parecen ser más discriminación que realidad. Todos vamos a llegar a esa edad eventualmente". Sus palabras reflejan una problemática extendida, donde los adultos mayores no solo deben enfrentarse a la falta de oportunidades laborales, sino también a la indiferencia de sus propias familias.
En muchos casos, los ancianos se ven obligados a buscar ingresos realizando trabajos informales o tareas que requieren gran esfuerzo físico, solo para poder comprar medicinas y alimentos esenciales. El abandono familiar es una triste realidad para muchos, que ven cómo sus hijos o seres queridos los dejan a la deriva, sin el cuidado y el afecto que se esperaría en esta etapa de la vida.
Esta situación muestra una profunda necesidad de un cambio en la forma en que la sociedad y las familias tratan a los adultos mayores, reconociendo su dignidad y asegurando que reciban el apoyo y la atención que merecen.