Este 2023 marca un punto de inflexión en la lucha contra el embarazo adolescente en Durango. Con 1,350 casos registrados, la realidad exige una revisión profunda y urgente de las estrategias para enfrentar este fenómeno social. Las cifras no solo reflejan una problemática, sino también una llamada a la acción.
El panorama es complejo y multifacético. Entre las causas principales se encuentra la deficiente educación sexual, tanto en hogares como en instituciones educativas, y la limitada disponibilidad de métodos anticonceptivos. A esto se suman las condiciones socioeconómicas adversas y, en casos alarmantemente frecuentes, situaciones de abuso sexual. Según la Organización Mundial de la Salud, a nivel global, se registran anualmente unos 21 millones de embarazos en adolescentes, de los cuales alrededor del 60 % llegan a término.
Esta problemática se entrelaza con otra realidad social preocupante: los matrimonios infantiles. Aunque ya tipificados como delito, gracias a iniciativas como la de la Diputada Indígena Eufrosina Cruz, su presencia sigue siendo una realidad difícil de erradicar. En 2021, se estimó que el número de novias infantiles a nivel mundial ascendía a 650 millones, una cifra que desafía toda lógica y comprensión.
Pese a los avances logrados, aún queda mucho por hacer. El Instituto Estatal de la Mujer, en colaboración con otras entidades, trabaja incansablemente para garantizar el bienestar y apoyo de las niñas y adolescentes afectadas. Sin embargo, el cambio real y sostenido depende de una acción colectiva. La sociedad en su conjunto debe asumir un rol activo en la protección de sus niños y niñas, implementando medidas educativas, preventivas y de apoyo integral.
El desafío es grande, pero no insuperable. El 2023 puede ser el año en que Durango dé un paso significativo hacia la erradicación del embarazo adolescente y el matrimonio infantil, sentando así las bases para una sociedad más justa, informada y segura para sus jóvenes.