En las zonas más distantes de la mancha urbana, donde las colonias se extienden hacia la periferia, las bajas temperaturas representan un peligro aún más latente. La vulnerabilidad de estas comunidades se intensifica debido a que muchas de las viviendas no están construidas con materiales resistentes, sino que predominan los materiales frágiles. Este escenario propicia que el frío y el aire penetren sin obstáculos en los hogares, generando condiciones climáticas adversas que impactan significativamente en la salud de los habitantes, en especial, afectando de manera severa a los menores y a los adultos mayores.
La falta de estructuras sólidas en estas colonias periféricas se convierte en un factor determinante durante las temporadas de bajas temperaturas. Las construcciones vulnerables, conformadas mayormente por materiales precarios, no logran brindar el aislamiento necesario para proteger a sus residentes del frío penetrante. En este contexto, las consecuencias recaen con mayor fuerza sobre los sectores más sensibles de la población: los niños y los ancianos.
Los niños, al encontrarse en pleno desarrollo, son más susceptibles a los efectos adversos de las condiciones climáticas extremas. El frío intenso puede afectar su salud, comprometiendo su bienestar y generando situaciones de riesgo. Asimismo, los adultos mayores, cuyos sistemas inmunológicos suelen ser más frágiles, experimentan un impacto directo en su salud al no contar con el resguardo adecuado contra las inclemencias del clima.
Esta realidad plantea la necesidad imperante de implementar medidas que mitiguen los efectos del frío en estas comunidades vulnerables. La construcción de viviendas más resistentes, que brinden un aislamiento térmico adecuado, se erige como una solución fundamental para contrarrestar los efectos nocivos de las bajas temperaturas. Además, es crucial desarrollar programas y proyectos que se centren en proporcionar apoyo específico a los grupos más afectados, como niños y adultos mayores, mediante la entrega de abrigos, mantas y asistencia médica.
La conciencia de esta problemática no solo requiere acciones inmediatas sino también un compromiso continuo por parte de las autoridades y la sociedad en su conjunto. La inversión en infraestructuras resilientes y la implementación de programas de ayuda social contribuirán no solo a mejorar las condiciones de vida en estas colonias alejadas, sino también a proteger la salud y el bienestar de quienes enfrentan diariamente los desafíos de las bajas temperaturas en condiciones precarias. Solo a través de un esfuerzo conjunto se logrará crear un entorno más seguro y justo para todos.