En los últimos años, se ha observado un preocupante deterioro de las condiciones en las escuelas de la capital duranguense, lo cual tiene un impacto negativo especialmente en esta época de altas temperaturas. Esta problemática no solo afecta el bienestar de los estudiantes, sino también su capacidad de aprendizaje y desarrollo académico.
Durante los periodos de intenso calor, las deficiencias en la infraestructura de las escuelas se hacen aún más evidentes. La carencia de sistemas adecuados de ventilación y refrigeración, así como la ausencia de áreas sombreadas y espacios abiertos, contribuyen a crear un ambiente escolar incómodo y poco propicio para el aprendizaje. Las altas temperaturas dentro de las aulas pueden resultar sofocantes, lo que dificulta la concentración de los estudiantes y su participación activa en las actividades educativas. Además, estas condiciones pueden tener efectos negativos en la salud de los alumnos, ya que la exposición prolongada al calor excesivo aumenta el riesgo de deshidratación, golpes de calor y otros problemas relacionados con el calor