La ola de calor que inició el 11 de abril y persiste hasta la fecha ha impactado a gran parte de México, incluyendo Durango, con temperaturas máximas que superan los 45 grados Celsius en algunas regiones.
Las escuelas, especialmente aquellas ubicadas en la periferia y con un alto número de alumnos, se encuentran entre los lugares más afectados por esta ola de calor. Muchas de estas instituciones están construidas con materiales frágiles, lo que agrava la situación. La salud de los estudiantes se convierte en una prioridad para las autoridades educativas, quienes deben buscar soluciones para mitigar el impacto del calor en los menores.
En Durango, según lo informado por el subdirector de salud pública municipal, se ha implementado una campaña permanente de cuidado debido a la ola de calor en la capital. Hasta el momento, se han registrado 12 casos de menores afectados por golpes de calor, atendidos en el Hospital del Niño.
En la Primaria Rosaura Revueltas, los responsables han tenido que buscar formas de contrarrestar las condiciones adversas del clima, a pesar de que esto genere gastos imprevistos que deben ser cubiertos con recursos propios. Esta situación se agrava cuando la escuela se convierte en blanco de la delincuencia, lo que implica mayores gastos y la necesidad de implementar estrategias rápidas y efectivas para garantizar la seguridad de la comunidad educativa.
Aunque algunas escuelas cuentan con el apoyo necesario en términos de infraestructura, otras, como la Primaria Rosaura Revueltas, enfrentan múltiples carencias que requieren soluciones inmediatas. El bienestar y el aprendizaje de los alumnos deben ser prioritarios, y es responsabilidad de las autoridades educativas y gubernamentales proporcionar las condiciones adecuadas para garantizar un entorno seguro y propicio para la enseñanza y el desarrollo de los estudiantes.