En el fraccionamiento Valle del Rocío, sobre la calle Andrómeda entre las calles Tulipán y Alcatraz, un foco de infección sigue creciendo sin control. Vecinos denuncian que esta zona se ha convertido en un vertedero ilegal, lleno de llantas, muebles viejos y basura, todo impregnado con un olor nauseabundo que invade sus hogares. Pese a las repetidas quejas presentadas, las autoridades siguen sin actuar.
Residentes afirman que personas ajenas al fraccionamiento llegan a tirar desperdicios, agravando el problema y generando un riesgo latente de enfermedades y plagas. Niños y adultos mayores son los más vulnerables ante esta situación que afecta su salud y calidad de vida.
La comunidad exige una intervención inmediata: limpieza urgente, vigilancia constante, y sanciones para quienes contaminan su espacio. Plantean la necesidad de cámaras de seguridad y señalización para disuadir a los infractores, evitando que el fraccionamiento siga siendo un basurero público.
La indiferencia de las autoridades ha dejado a estos vecinos solos en su lucha contra la contaminación y el abandono. Hoy, Valle del Rocío se enfrenta a un problema que va más allá de la basura: es una crisis de salud y de seguridad que exige respuestas inmediatas.