Durante estos días se puede respirar en el ambiente la magia de las fiestas decembrinas, las calles se atiborran de duranguenses haciendo las compras de último momento, para así poder llevar obsequios a sus amigos y familiares. Pero no todos disfrutan de estas fiestas, algunos las consideran un convencionalismo social fabricado para el consumismo, e incluso, prefieren pasar la noche solos, y si se ven forzados a convivir, mantienen el ceño fruncido, representando su papel de grinch.