La identidad de género es una expresión profundamente personal que refleja cómo cada individuo vive y manifiesta su género, y en muchos casos, esta identidad no coincide con el sexo asignado al nacer. En Durango, la realidad de las personas que se identifican como transgénero, no binarias o con otras identidades de género subraya la urgencia de que este derecho sea reconocido legalmente. La expresión de género, visible en la forma de vestir y actuar, suele manifestarse desde edades tempranas, variando considerablemente en cada persona.
En estados como la Ciudad de México, el derecho a la identidad de género es reconocido sin necesidad de procedimientos judiciales, lo que permite que las personas cambien sus documentos oficiales sin someterse a largos y costosos procesos legales o médicos. Sin embargo, en Durango, este derecho aún enfrenta importantes barreras. Las personas que desean realizar cambios en sus documentos deben recurrir a amparos o procedimientos judiciales, lo que implica una carga económica significativa. Este obstáculo no solo limita el acceso a este derecho, sino que también coloca a Durango en una posición de rezago en comparación con otros estados donde se han implementado medidas inclusivas.
La situación actual plantea una serie de cuestionamientos sobre la prioridad de la identidad sobre la biología, un debate en el cual no se ha llegado a un consenso claro. Muchas personas en la comunidad y en el ámbito legislativo consideran que la identidad debe reconocerse como un derecho básico, sin importar las barreras biológicas. La controversia alrededor de este tema resalta la necesidad de avanzar en el reconocimiento legal y social de la identidad de género, promoviendo una legislación que permita el cambio de género en documentos oficiales de manera sencilla y accesible.
Es importante subrayar que reconocer y respetar la identidad de género no solo se trata de una cuestión de derechos legales, sino también de respeto hacia la dignidad humana. Los expertos y activistas argumentan que este reconocimiento contribuye al bienestar psicológico y social de las personas, generando un entorno donde pueden vivir libremente sin temor a la discriminación o rechazo. En la Ciudad de México, la Constitución ya contempla este derecho, convirtiéndolo en un ejemplo de inclusión y respeto hacia la diversidad.
Durango aún tiene un largo camino por recorrer para garantizar que todas las personas puedan vivir su identidad de género con dignidad y libertad. Sin un marco legal adecuado y una comprensión social de la diversidad de género, muchas personas seguirán enfrentando desafíos significativos. Solo mediante el reconocimiento legal y el respeto social se podrá avanzar hacia una comunidad más equitativa, promoviendo una sociedad inclusiva y libre de discriminación donde cada persona pueda vivir y expresar su identidad de manera plena y segura.