El precio de los productos del mar ha sufrido un incremento significativo, alcanzando hasta un 20% en los últimos días. Esta alza se atribuye directamente a los actos de violencia en Culiacán, Sinaloa, y al cierre de la supercarretera Durango-Mazatlán, una de las principales rutas de distribución para los productos provenientes del puerto de Mazatlán. La afectación ha sido inmediata tanto en mercados como en restaurantes locales, que dependen del suministro regular de mariscos y pescados para satisfacer la demanda de sus clientes.
Comerciantes y consumidores han empezado a resentir este aumento. Pescaderías reportan dificultades para mantener precios competitivos debido a la falta de insumos frescos y al encarecimiento del transporte. Restauranteros también se encuentran en una situación complicada, ya que muchos han tenido que ajustar sus menús o reducir porciones para compensar los costos. Algunos temen que, de continuar la situación, el impacto en sus finanzas podría ser considerable, afectando la rentabilidad de sus negocios.
La supercarretera Durango-Mazatlán, vital para la economía local, permanece parcialmente cerrada por motivos de seguridad. Este bloqueo ha provocado retrasos en la llegada de los productos del mar, alargando los tiempos de entrega y, por ende, elevando los costos operativos para los distribuidores. Además, la violencia en Sinaloa ha complicado el tránsito seguro de las mercancías, generando incertidumbre tanto entre transportistas como en el sector comercial.
Las autoridades locales no han dado una fecha concreta para la reapertura total de la vía, lo que mantiene en vilo a los sectores afectados. Mientras tanto, se están buscando rutas alternativas de distribución para garantizar el suministro, aunque esto implica un aumento en los costos de transporte.
Este escenario pone en jaque a una cadena de suministro ya de por sí sensible, y aunque los esfuerzos por mantener el abasto continúan, el impacto en la economía local es evidente.