Es un producto básico en la alimentación mexicana, el frijol, un pilar básico en la dieta nacional, ha sufrido un incremento que resuena en los cimientos económicos de los restaurantes en Durango. La escalada de precios ha llegado al punto de duplicar los costos, desencadenando ajustes inevitables en los menús, según lo revelado por la presidenta de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (CANIRAC).
Este aumento repentino plantea un desafío inesperado para los restauranteros, quienes, en un acto de malabarismo financiero, se ven obligados a revisar sus estructuras de costos y, en algunos casos, a realizar reajustes en los precios para mantenerse a flote. La inquietud se cierne sobre el sector, ya que el escenario proyectado para el 2024 no se vislumbra como un respiro financiero.
En este complicado equilibrio entre mantener la calidad del servicio y no ahogar a los clientes con precios exorbitantes, la CANIRAC ha manifestado su compromiso de afrontar una situación adversa sin recurrir a incrementos desmedidos. Sin embargo, la incertidumbre es palpable, y los restauranteros se encuentran en una encrucijada donde la promesa de estabilidad se desvanece ante la volatilidad del mercado.
Esta no es simplemente una cuestión de números; es una realidad que se traduce en las mesas de los comensales y en la supervivencia misma de los restaurantes locales. A medida que los comensales se sientan a disfrutar de sus platillos cotidianos, están, sin duda, sintiendo el impacto de una situación que va más allá de la cocina: es un reflejo de los desafíos económicos que enfrenta nuestra sociedad.