La inflación ha transformado la vida cotidiana de los duranguenses, su impacto en los pequeños comerciantes ha sido devastador, las calles que antes vibraban con la actividad de pequeños negocios ahora reflejan un panorama sombrío. Los propietarios de tiendas locales se encuentran en una encrucijada económica, donde las ventas se desploman y los márgenes de ganancia se evaporan.
En un giro cruel, muchos comerciantes se enfrentan a días en los que sus ingresos apenas alcanzan los 40 pesos, esta realidad se agrava por los gastos fijos como los alquileres de hasta 4,000 pesos mensuales, que deben pagarse sin importar las ventas. La llegada del regreso a clases ha sumado una nueva capa de dificultad, obligando a los dueños a reducir precios para atraer clientes en un mercado cada vez más competitivo. Este ajuste, aunque necesario para no perder clientela, significa sacrificar aún más sus ya reducidos márgenes de ganancia, así lo da a conocer Joana Campos, Comerciante.
El problema se agrava con la falta de educación financiera, muchos comerciantes luchan no solo con los costos crecientes, sino también con la ausencia de conocimientos básicos para manejar sus finanzas en tiempos de crisis. Esta carencia de formación financiera deja a muchos en la cuerda floja, incapaces de implementar estrategias efectivas para enfrentar la inflación y asegurar la supervivencia de sus negocios.
En medio de esta tormenta económica, la necesidad de educación financiera nunca ha sido tan urgente. Garantizar el acceso a herramientas y conocimientos financieros es esencial para que los pequeños comercios locales puedan superar estos tiempos difíciles y mantener viva la esencia del comercio.