La falta de empleo en Durango ha llevado a muchos a buscar alternativas en el comercio informal, vendiendo alimentos, bebidas o incluso ropa. Ante la crisis económica, esta ha sido una tabla de salvación para aquellos que no han podido encontrar un empleo formal. Humberto Santana, regidor y presidente de la Comisión de Actividades, destaca que esta opción es una de las pocas disponibles para quienes buscan sobrevivir en tiempos difíciles.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, en mayo de este año, 25,602 duranguenses mayores de 15 años no lograban encontrar trabajo. Ante esta situación, muchos optaron por el comercio ambulante como una solución temporal. Sin embargo, esta actividad no está exenta de complicaciones, ya que los comerciantes informales enfrentan constantes desafíos con las autoridades, quienes les exigen documentación para operar.
El comercio informal en Durango ha crecido considerablemente, con 431,500 personas encontrando en él una fuente de ingresos, en comparación con las 830,000 que trabajan en el mercado formal. Esto significa que el 52% de la Población Económicamente Activa del estado se encuentra en la informalidad, lo que refleja una pelea inequitativa entre los trabajadores informales y formales.
Para aquellos interesados en formalizar su actividad, el municipio de Durango ofrece la posibilidad de solicitar un permiso en la oficina del SDARE en la Carnation. Para ello, se requiere la siguiente información: giro específico de lo que se va a vender, tipo de puesto (semifijo, vehículo automotor, etc.), medidas del puesto (el estándar es de 2.50 por 2.00 metros, con costos adicionales para tamaños mayores), ubicación exacta con calles colindantes, horario de operación, un croquis del área y una identificación oficial (INE, pasaporte, licencia de manejo o cartilla militar).
En conclusión, mientras el comercio informal ofrece una salida temporal para muchos duranguenses, la necesidad de crear más empleos formales y mejorar las condiciones económicas es urgente. Las autoridades locales deben considerar políticas que faciliten la transición de la informalidad a la formalidad, proporcionando oportunidades más estables y seguras para todos.