Ante el incremento de conductas violentas por parte de adolescentes en distintos puntos del estado, el vocero de la Arquidiócesis de Durango, el padre Noé Soto, señaló que muchas veces estas actitudes son un reflejo del entorno que han vivido desde pequeños, donde ha faltado acompañamiento familiar, comprensión y espacios adecuados para desarrollarse.
"Muchos jóvenes hoy en día buscan refugio en pandillas, donde sienten aceptación. A veces han sido víctimas de violencia o imposiciones en casa, y esa carga la proyectan hacia fuera. Lo que vemos como agresividad es, en muchos casos, un grito de ayuda, un desahogo de lo que llevan dentro", explicó el sacerdote.
Desde la perspectiva de la Iglesia, afirmó que el primer lugar donde los jóvenes deben encontrar refugio es la familia, a través de la cercanía de los padres y la armonía con sus hermanos. Sin embargo, también destacó el papel que puede jugar la comunidad eclesial en brindar una alternativa de paz, valores y espiritualidad.
"En la Arquidiócesis de Durango, les ofrecemos un ambiente de fe, una familia espiritual donde puedan encontrar bondad, valores y paz interior. No se trata solo de decir que se acaben con las pandillas, sino de proponerles un espacio propicio donde puedan crecer con conciencia tranquila y dignidad", subrayó el padre Soto.
Finalmente, hizo un llamado a las familias y a la sociedad a mirar más allá de los actos violentos y acercarse a los jóvenes desde la empatía y el acompañamiento: "Ojalá busquemos esto al interior de nuestras comunidades, pero sobre todo, al interior de nuestra propia familia".