La venta de medicamentos falsificados a través de redes sociales y en tianguis se ha convertido en una amenaza creciente para la salud pública, alertó Saúl Fernández, Comisionado de la COPRISED. Estos medicamentos, que muchos consumidores adquieren sin saber su origen, se venden como si fueran productos legales, lo que aumenta significativamente el riesgo de daño. Entre los más comunes, incluso el paracetamol se distribuye de manera ilegal, lo que agrava la situación.
El principal problema es la dificultad de rastrear a los vendedores. Estos eligen puntos específicos de entrega, lo que complica las investigaciones y hace más difícil frenar la venta ilegal. Aunque las autoridades reciben numerosas denuncias sobre este fenómeno, la identificación de quienes distribuyen es complicada.
Según el comisionado, el consumo de medicamentos piratas es extremadamente peligroso. Aunque muchas personas creen que son inofensivos debido a su disponibilidad, estos productos no cumplen con los estándares de calidad y pueden tener efectos adversos graves para la salud. La circulación de estos medicamentos en el mercado representa una alarma en el sistema de salud y de quienes lo consumen.
Las autoridades han intensificado sus esfuerzos para combatir esta actividad ilegal, pero también es fundamental que los consumidores sean más conscientes de los riesgos que implican las compras fuera de los canales oficiales. La falta de regulación en estos productos significa que no se puede garantizar su eficacia ni su seguridad. En este contexto, Saúl Fernández hizo un llamado urgente a la ciudadanía: solo comprando en establecimientos legales y confiables se puede evitar el riesgo de consumir
El problema de los medicamentos piratas va más allá de una simple infracción comercial; es una amenaza directa a la salud de quienes los consumen. Las autoridades seguirán luchando contra esta problemática, pero la responsabilidad también recae en cada persona al momento de elegir qué medicamentos consumir.