Jorge Salum del Palacio se mantiene sereno ante las recientes impugnaciones presentadas por su antigua afiliación partidaria. Con calma, Salum asegura que las acciones llevadas a cabo durante su gestión se ajustaron a la legalidad y a los principios de rectitud que siempre ha defendido. "Estoy tranquilo porque sé que hemos hecho las cosas bien", afirma con convicción, subrayando una confianza inquebrantable en los procedimientos y decisiones tomadas bajo su liderazgo.
Aunque las tensiones entre Salum y el Partido Acción Nacional (PAN) sugieren una atmósfera de rivalidad y desconfianza, el político descarta la idea de que el miedo sea el motor detrás de las acciones legales emprendidas por su ex partido. En su lugar, se muestra esperanzado de que la resolución de estos conflictos en los tribunales disipará cualquier sombra de duda sobre su integridad y la legitimidad de su conducta. "No creo que el PAN me tema. Lo que espero es que, una vez que esto se resuelva legalmente, quede claro que las cosas se hicieron como debían hacerse", expresa Salum, proyectando una visión de transparencia y justicia.
Esta controversia no solo pone de relieve las disputas internas que pueden surgir dentro de los partidos políticos, sino que también refleja la complejidad de la política local, donde las diferencias ideológicas y estratégicas a menudo conducen a confrontaciones públicas y legales. Para Salum del Palacio, el desafío no es solo limpiar su nombre, sino también contribuir a una cultura política donde prevalezcan el diálogo y la resolución pacífica de conflictos.
Con los ojos de la opinión pública fijos en este episodio, el desenlace de las impugnaciones contra Jorge Salum del Palacio podría marcar un precedente importante en la forma en que se gestionan las discrepancias políticas y legales en Durango y más allá. Mientras tanto, Salum se mantiene firme en su postura, esperando que la justicia ilumine la verdad y reafirme la integridad de sus acciones.