En el marco de la glosa del Primer Informe de Gobierno, el Secretario de Educación compareció ante el Congreso Estatal, lo que atrajo la atención de padres de familia y estudiantes preocupados de la Escuela 13.
El foco de preocupación se centraba en el destino de esta escuela. Los informes iniciales arrojaron una realidad innegable: la escuela se enfrenta al cierre inminente. ¿La Razón? La matrícula de estudiantes se ha reducido a niveles críticos, dejando a la Secretaría de Educación con una dolorosa decisión que tomar: cerrar las puertas de la Escuela 13.
La noticia ha dejado a la comunidad escolar en un estado de conmoción y confusión. Los niños, quienes merecen una educación de calidad, se ven atrapados en medio de una situación que escapa a su control. Sin alternativa viable, algunos de estos estudiantes ahora se encuentran tomando clases en las aceras, una imagen que debería avergonzarnos como sociedad.
La pregunta es: ¿Cómo hemos llegado a esta situación crítica en la que los niños se ven privados de un entorno de aprendizaje adecuado? La falta de una estrategia efectiva para abordar la disminución de la matrícula escolar y la falta de opciones claras para la reubicación de los estudiantes han llevado a esta crisis educativa.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos ha buscado intervenir, sin embargo no han podido hacer nada, pues no hay mas niños que quieran inscribirse y con una matricula de menos de 100 alumnos no se justifica el tener abierta esta institución. Las discrepancias son evidentes entre Padres de Familia y Autoridades, la Presidente de la Sociedad de Padres de Familia afirma que hay 85 niños inscritos en la plataforma digital de la SEED, mientras que el Secretario de Educación afirmaba en su comparecencia que tienen menos de 20 alumnos.
Esta situación no solo requiere una revisión inmediata, sino que también plantea cuestiones más amplias sobre la planificación educativa en el estado. Los niños no deben pagar el precio de las decisiones administrativas y políticas. La educación es un derecho fundamental, y es responsabilidad de todos garantizar que ningún niño se quede atrás. La comunidad de la Escuela 13 espera respuestas y soluciones concretas para esta tragedia educativa que enfrentan sus hijos.