En una noche que será imposible de olvidar, la familia Minchaca vivió una pesadilla. En plena madrugada, su modesto jacal se transformó en un infierno de llamas. Todo lo que poseían, desde sus pertenencias más queridas hasta sus queridas mascotas, se redujo a cenizas en cuestión de minutos. Guadalupe Minchaca, cabeza de la familia, había regresado de un funeral, buscando consuelo en la tranquilidad de su hogar. Pero al llegar, se enfrentó a una escena apocalíptica: su casa envuelta en fuego.
El pánico se apoderó de Guadalupe al darse cuenta de que sus hijos estaban aún dormidos dentro del hogar en llamas. Moisés, su hijo de 23 años, relató la angustia desde el interior de la casa. Después de una jornada de trabajo agotadora como pepenadores, él y sus hermanos se habían rendido al sueño profundo. Fue el ladrido desesperado de su mascota lo que los despertó. Al abrir los ojos, el fuego ya se había apoderado de la casa, y el miedo se volvió palpable.
Con el corazón en la garganta, los jóvenes corrieron en busca de su madre. Temían lo peor, imaginando que Guadalupe podría haber quedado atrapada en el fuego. Finalmente, después de minutos de terror y desesperación, escucharon su grito desde el exterior. Guadalupe había logrado salir y estaba a salvo, pero la devastación que enfrentaron fue indescriptible.
La familia Minchaca, ya abatida por una grave crisis económica, ha visto cómo sus peores temores se hicieron realidad. La tragedia ha arrasado no solo con su hogar, sino con toda la esperanza que habían construido con esfuerzo. Ahora se enfrentan a una realidad desoladora, con la profunda tristeza de ver todo lo que tenían reducido a escombros.