El problema de los perros callejeros en la ciudad ha alcanzado niveles alarmantes, con un estimado de 100 mil perros sin hogar hasta marzo, según la Dirección de Salud Pública Municipal. Esta situación, aunque preocupante, no recibe la atención suficiente por parte de las autoridades ni de la ciudadanía. Los perros callejeros generan quejas constantes en diversas colonias, principalmente debido a su comportamiento territorial, que en muchos casos impide el libre tránsito de los peatones por las banquetas. Este fenómeno ha sido señalado como una fuente de conflictos en varias zonas urbanas.
Los habitantes de la colonia Valle Oriente, por ejemplo, han expresado su frustración debido a que muchos de estos animales se vuelven agresivos, gruñendo y bloqueando el paso a quienes intentan caminar por la calle. Esta actitud defensiva, propia de los perros que viven en la calle, es una muestra del problema creciente que enfrenta la ciudad.
Otro aspecto preocupante de este fenómeno es el abandono de mascotas por parte de sus dueños, especialmente después de un accidente. Un ejemplo reciente es el caso de "Pablita", una perra que fue atropellada y posteriormente abandonada. Afortunadamente, Pablita fue adoptada por una nueva familia, pero no todos los animales tienen la misma suerte. En muchos casos, los perros callejeros no encuentran un hogar y, lamentablemente, deben ser sacrificados por las autoridades sanitarias.
El artículo 57 de la Ley de Protección a los Animales establece que la captura y sacrificio de perros callejeros debe realizarse bajo la coordinación de las autoridades sanitarias, evitando en todo momento actos de crueldad, tormentos, sobreexcitaciones o escándalos públicos. Aunque esta disposición busca proteger el bienestar de los animales, su aplicación sigue siendo un tema de debate entre aquellos que abogan por un trato más humano y quienes consideran que el sacrificio es una medida necesaria para controlar la población de perros callejeros y prevenir problemas de salud pública.
Por otro lado, se ha hecho un llamado a la ciudadanía para que evite alimentar a los perros callejeros, ya que el uso público de recipientes para agua y comida puede propiciar la transmisión de enfermedades. Aunque este consejo puede parecer cruel, busca evitar la proliferación de enfermedades entre los animales y, por ende, proteger a la comunidad.
La solución a este problema radica en la responsabilidad de los dueños de mascotas y en la necesidad de implementar políticas públicas efectivas que promuevan la adopción, el control de la natalidad canina y el bienestar animal en general. Sin una intervención adecuada, el número de perros callejeros continuará en aumento, generando problemas tanto para los animales como para la población.