La gerontofobia, definida como la aversión hacia las personas mayores, refleja una percepción negativa asociada con la decadencia, la enfermedad y la decrepitud. Esta aversión se manifiesta de diversas formas, incluida la gerofobia social, que se refleja en políticas discriminatorias, retiros forzosos y limitaciones en los beneficios de seguros sociales basadas en la edad.
En las calles, es común observar a una gran cantidad de personas mayores de 40 años participando en actividades que podrían considerarse informales. Un claro ejemplo de ello es el caso del señor Miguel Ortiz, quien, debido a su experiencia cercana al comercio, encontró en este oficio una elección lógica y significativa para su vida.
En los últimos años, ha surgido una tendencia preocupante que relega a las personas mayores de 40 años, bajo la falsa creencia de que son menos productivas. Sin embargo, los empresarios duranguenses reconocen que esta percepción es errónea, ya que valoran la experiencia por encima de la edad a la hora de contratar personal.
Muchos adultos prefieren tener flexibilidad en sus horarios y ser sus propios jefes, en lugar de estar sujetos a las condiciones de una empresa o un empleador. Esta autonomía laboral se convierte en una opción atractiva para aquellos que desean un mayor control sobre su vida profesional.
En Durango, la población mayor de 40 años representa una parte significativa, con 611 mil 650 personas, lo que constituye aproximadamente un tercio de la población total. A pesar de esta cifra, la tasa de participación laboral en la región ha mostrado un ligero aumento, alcanzando el 60.8% en el tercer trimestre de 2023.
Es importante destacar que, si bien dos tercios de la población total de Durango son menores de 40 años, solo una pequeña fracción corresponde al grupo de 20 a 39 años. Esto sugiere que la mayoría de la población se compone de personas menores de 20 años, quienes, en su mayoría, no están económicamente activas.