Resulta alarmante el número creciente de duranguenses que viven en la plazuela Baca Ortíz, muchos de ellos jóvenes víctimas de maltrato familiar que caen en las drogas, o personas que pierden sus fuentes de empleo, y al no encontrar alternativas, deciden habitar en las plazas públicas. Sin embargo, con las bajas temperaturas, esto puede convertirse en una tragedia. Aunque existen albergues que los reciben y alimentan, prefieren pasar su tiempo deambulando por las calles, y pasando sus noches en las bancas de esta memorable plaza de la capital.
Es importante que las autoridades intervengan en ayuda de estas personas, antes de que ocurran fatales consecuencias.