En el Boulevard Estación Central, Clemente Ortega, de 59 años, se enfrenta a una dura realidad, su vida gira en torno a un jacal deteriorado que apenas puede considerarse un hogar. A pesar de décadas de experiencia en carpintería, albañilería y mecánica, su trabajo como carpintero se ha reducido drásticamente, dejando a su familia al borde de la desesperación.
Las recientes lluvias han exacerbado su situación, gotera tras gotera en su hogar y en su taller han causado daños severos a sus herramientas y materiales. La falta de drenaje y agua potable en su zona no solo ha convertido su entorno en un lugar inhóspito, sino que también ha complicado aún más su capacidad para trabajar y mantener a su familia.
El verdadero desafío para Clemente va más allá de las dificultades materiales, a pesar de su habilidad y experiencia, la discriminación por su edad le ha cerrado muchas puertas. En un mercado laboral que prefiere la juventud, las oportunidades para alguien de su edad son escasas, dejándolo con pocas opciones para obtener un empleo estable y bien remunerado.
La combinación de la escasez de trabajos, el estado deplorable de su entorno y la discriminación por edad ha puesto a Clemente en una encrucijada desesperada. Cada día se enfrenta a la ardua tarea de sostener a su familia mientras su entorno sigue deteriorándose.
Esta es la cruda realidad de alguien que, a pesar de su experiencia y habilidades, lucha contra un sistema que parece implacable y una vida que no muestra signos de mejora. Pide a personas de buen corazón que lo apoyen con cualquier tipo de ayuda, pues su situación cada vez se ve más afectada.