El acoso escolar se manifiesta no solo en consecuencias emocionales y académicas para las víctimas, sino que, en casos extremos, puede escalar a agresiones físicas graves. Este fenómeno refleja una falta de conciencia entre los menores sobre las implicaciones legales de sus acciones, independientemente de su edad. La creencia errónea de que ser menor de 18 años otorga impunidad ante actos de violencia es un desafío que nuestra sociedad debe corregir urgentemente.
La intervención de las autoridades es indispensable, no solo para sancionar, sino para educar. El sistema judicial para adolescentes en México busca, ante todo, ofrecer una educación socio-jurídica que guíe a los jóvenes hacia una reinserción exitosa en la sociedad. Para aquellos casos que, por su gravedad, requieren de medidas más severas, instituciones como el Centro de Tratamiento para Menores (CERTMI) desempeñan un papel crucial en el proceso de rehabilitación.
En el CERTMI, los jóvenes reciben una atención integral que abarca desde la educación formal hasta terapias específicas para aquellos involucrados en el consumo de sustancias. Esta institución acoge a menores que han cometido delitos de variada índole, incluido el homicidio, subrayando la importancia del entorno familiar y social en la prevención del delito.
El Magistrado Alvaro Rodríguez Alcalá es claro, no por ser menores de edad van a sustraerse de la acción de la justicia, sin embargo, el enfoque es distinto. Para los adultos se busca que paguen su deuda con la sociedad por medio de penas corporales. Sin embargo para los menores infractores se busca que se reintegren a la sociedad por medio de terapias. Aunque esto no soslaya el que se pueda tener una detención en el CERTMI.
La Ley Nacional del Sistema de Justicia para Adolescentes pone de manifiesto el compromiso de México con la reintegración de jóvenes delincuentes. No obstante, la prevención emerge como el pilar fundamental para evitar que los menores lleguen a tales extremos. Es una tarea colectiva que involucra a familias, escuelas y la comunidad en general, en la que el objetivo es guiar a nuestra juventud por un camino constructivo y positivo.
En un momento en que el acoso escolar y la delincuencia juvenil presentan retos significativos para la seguridad y el bienestar social, la respuesta de México a través de la educación y la rehabilitación socio-jurídica de sus jóvenes es más relevante que nunca. Este enfoque no solo busca corregir, sino prevenir, enfatizando la necesidad de un esfuerzo conjunto para forjar un futuro prometedor para todos los jóvenes mexicanos.