En el vasto panorama del Instituto Tecnológico de Durango (ITD), un nombre resuena con una fuerza inigualable: Raúl Rueda Ramírez. Él es el maestro, el guía, el corazón y el alma detrás de La Rondalla, el grupo cultural más icónico y representante de esta importante institución.
Durante más de cinco décadas, Raúl Rueda ha dedicado su vida al arte de la música y compartir su amor y conocimiento con generaciones de estudiantes. Su historia musical comenzó como una semilla plantada por grandes maestros de la música, entre ellos el Maestro Macedonio Sierra. Inspirado por sus predecesores, Raúl Rueda asumió la responsabilidad de nutrir el talento y la pasión musical de aquellos que buscaban aprender y crecer a través de la música.
Lo que hace que la historia de Raúl Rueda y La Rondalla sea aún más sorprendente es que durante muchos años, este grupo no siempre recibió el apoyo oficial que merecía. Sin embargo, la iniciativa y la imaginación de Raúl Rueda lo llevaron a superar obstáculos y continuar llevando la música a los corazones de los jóvenes.
La Rondalla bajo su liderazgo ha producido canciones icónicas que resuenan en la memoria colectiva del ITD. Estas melodías han perdurado en el tiempo y se han convertido en parte fundamental del legado musical de la institución. A mi manera, La Broma, Desvelo de amor, entre otras, han sido ovacionadas por muchos, incluso figuras de la música mexicana, como Marco Antoio Muñiz o el mismo Armando Manzanero.
Hoy, después de 50 años de inquebrantable dedicación, Raúl Rueda Ramírez sigue comprometido con su labor de formar no solo músicos, sino también seres humanos sensibles y apasionados por la vida. Sus enseñanzas van más allá de las notas musicales; transmiten valores, resiliencia y un amor incondicional por la música y el ITD.
En palabras de muchos de sus estudiantes, "Puedes salirte de la rondalla, pero la rondalla nunca saldrá de ti". Esa es la magia de la influencia de Raúl Rueda y La Rondalla en la vida de quienes han tenido el privilegio de formar parte de esta experiencia.
En este año en que el ITD celebra sus 75 años de historia, es imperativo reconocer y honrar a individuos como Raúl Rueda Ramírez, cuyo compromiso y pasión han dejado una huella imborrable en la institución y en la vida de sus estudiantes.