En la primaria Everardo Gámiz, ubicada en la colonia J. Guadalupe Rodríguez, ha surgido una grave problemática de bullying por parte de algunos docentes hacia los estudiantes. La escuela está dividida en dos secciones, A y B, y las madres de familia de la sección B han denunciado durante años dificultades con la directora de la sección A. Los estudiantes han reportado diversas formas de maltrato, principalmente psicológico, por parte de los docentes, quienes los ignoran o desprecian por su nivel socioeconómico, origen étnico o por no hablar bien el español.
La Academia Mexicana de Derechos Humanos ha manifestado que el 15.17% de los estudiantes de la sección B se siente ignorado por sus maestros, quienes no prestan atención a sus comentarios, problemas o dudas. Este tipo de agresión se dirige, en gran medida, hacia estudiantes que provienen de comunidades indígenas y cuya lengua materna no es el español. Los niños que hablan náhuatl, zapoteco u otomí son víctimas frecuentes de este maltrato, lo que agrava la situación educativa y emocional de estos menores.
El bullying docente no solo se limita a la parte psicológica, sino que también incluye agresiones físicas y verbales. Según reportes, tanto los docentes como la directora han sido señalados por agredir a los estudiantes, generando un ambiente de hostilidad constante. Además, algunos alumnos de la sección contraria también participan en estas agresiones, aumentando la tensión entre los dos grupos.
Los testimonios de los padres de familia y de los propios alumnos reflejan una situación crítica. Uno de los testimonios describe cómo una maestra de la sección A ignora a ciertos alumnos y los trata de forma despectiva, lo que ha generado un fuerte descontento entre los padres de familia. A pesar de las quejas, las autoridades educativas no han tomado medidas para intervenir en el conflicto ni para sancionar a los responsables.
Este tipo de situaciones no son exclusivas de la primaria Everardo Gámiz. En el poblado de Pilar de Zaragoza, los estudiantes también han sido víctimas de maltrato por parte de sus docentes, lo que evidencia que el problema está presente tanto en las zonas urbanas como en las rurales. En algunas de estas escuelas, los padres de familia han tomado las instalaciones en señal de protesta, exigiendo mejores condiciones educativas y respeto para sus hijos.