Durango lucha contra la violencia y la delincuencia. En un contexto nacional marcado por un aumento incesante en los índices de homicidios durante la administración federal 2018-2024, la estrategia de seguridad ha sido objeto de escrutinio por su aparente ineficacia en cambiar tanto las estadísticas delictivas como la percepción pública de inseguridad. Sin embargo, en este panorama desalentador, Durango se posiciona como un caso aparte, gracias a sus esfuerzos particulares por restaurar la paz y el orden.
Contrario a lo que las cifras nacionales podrían sugerir, Durango se presenta como un lugar con seguridad en el contexto de las elecciones actuales, según datos del Instituto Nacional Electoral (INE). Esta afirmación ha sido tan fuera de contexto, que el propio gobernador del estado ha invitado a las autoridades electorales a verificar la tranquilidad y estabilidad que prevalece en el territorio.
La realidad en Durango es compleja. Existen zonas específicas que han requerido intervención urgente debido a la violencia. La Dra. Karla Alejandra Obregón Avelar, presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, destaca el trabajo colaborativo entre las autoridades y la comunidad en áreas afectadas por la delincuencia, particularmente aquellas bajo la influencia de la pandilla Los Yepes.
El enfoque ha sido distinto: ocho colonias identificadas por un alto volumen de llamadas al 911 relacionadas con violencia de género han sido el epicentro de una estrategia de reintegración social, apuntando a zonas donde Los Yepes tenían una presencia activa. La pandilla, previamente involucrada en crímenes que van desde robos y asaltos hasta homicidios, está experimentando una transformación. A través de la participación en proyectos comunitarios, algunos miembros, junto con sus familias, han empezado a contribuir positivamente a su comunidad.
La iniciativa de convertir a jóvenes conflictivos en constructores de paz está comenzando a mostrar frutos. Aunque no está exenta de desafíos, este enfoque ha generado un cambio notable en las áreas de intervención, especialmente con Los Yepes. Este caso pone de manifiesto la importancia de las soluciones comunitarias y el trabajo conjunto entre ciudadanos y autoridades para enfrentar y superar los problemas de violencia, ofreciendo un rayo de esperanza en la reconstrucción del tejido social en Durango.