En noviembre de 2019, se estableció el Fondo de Salud para el Bienestar, un ambicioso proyecto lanzado por el presidente López Obrador, diseñado con el propósito de reforzar el sistema de salud mexicano. Este fideicomiso prometía enfocarse en tres áreas clave: la atención de enfermedades con gastos catastróficos, el mejoramiento de la infraestructura sanitaria y el fortalecimiento del abasto y distribución de medicamentos. Sin embargo, el desempeño y la gestión financiera de este fondo durante los años subsiguientes han suscitado preocupaciones significativas.
Contrario a las expectativas, los datos muestran una disminución del presupuesto asignado al Fondo de Salud para el Bienestar, pasando de 6,021 millones de pesos en 2019 a una drástica reducción a 52.7 millones en 2022. Esta tendencia decreciente ha tenido consecuencias tangibles para las familias mexicanas, especialmente en lo que respecta a enfermedades consideradas catastróficas, obligando a muchos a enfrentar gastos elevados sin el apoyo esperado del Estado.
A esto se suma la problemática evidenciada por el gobernador de Durango, Esteban Villegas Villarreal, quien ha señalado la ineficiencia en la distribución de medicamentos. A pesar de las promesas de mejorar el acceso a servicios médicos de calidad, la realidad muestra un escenario distinto.
La supresión del Seguro Popular, que en teoría buscaría erradicar prácticas corruptas y asegurar una atención médica eficiente, parece no haber cumplido con sus objetivos. Según datos del INEGI, el número de mexicanos sin cobertura de salud ha aumentado significativamente, pasando de 20 millones antes de 2018 a más de 50 millones en la actualidad, dejando a una vasta población vulnerable ante emergencias médicas.
Además, el uso del presupuesto del Fondo de Salud para el Bienestar ha sido cuestionado por expertos, quienes afirman que un 95% de los recursos se destina a gastos corrientes, dejando en la incertidumbre el destino final de estos fondos. La falta de transparencia y eficacia en la administración de estos recursos subraya la urgente necesidad de reevaluar y redirigir las estrategias de financiamiento en el sector salud de México.
El escenario actual del sistema de salud en México, marcado por la disminución de la inversión en áreas críticas y el aumento en la vulnerabilidad de su población, requiere de un análisis profundo y de acciones concretas que reviertan esta tendencia. La salud de millones está en juego, y el tiempo para implementar soluciones efectivas se reduce día con día.