El reciente cierre de la supercarretera Durango-Mazatlán ha causado un fuerte impacto en el tránsito y el turismo de la región. La violencia desatada en Sinaloa ha transformado esta vía en un territorio inseguro, donde los camiones incendiados bloquean el paso y el flujo vehicular se ha reducido drásticamente. Lo que solía ser una ruta concurrida por familias en busca de vacaciones, se ha convertido en una carretera desolada. El esperado puente vacacional, que representaba una oportunidad de impulso económico para ambos estados, ha quedado opacado por la ola de violencia.
Las agencias de viajes, ante esta situación crítica, se vieron forzadas a cancelar los recorridos programados. Familias que ya tenían sus vacaciones planeadas han tenido que suspenderlas debido a la incertidumbre y los riesgos que conlleva transitar por la supercarretera, los pocos vehículos que se observan en la vía son camiones que transportan mercancías
Algunos conductores que intentaron circular por esta carretera se encontraron con una escena de alarma: camiones en llamas obstruían el paso, lo que obligó a muchos a regresar de inmediato. Este tipo de incidentes no solo pone en peligro a los viajeros, sino que también impacta negativamente en la percepción de seguridad en una de las rutas más importantes de ambos estados.
El turismo, una fuente vital para la economía de la región, se ha visto gravemente afectado, con pérdidas que golpean tanto a pequeños comerciantes como a grandes empresas del sector.