La Unidad de Apoyo a la Educación Regular, conocida como USAER, despliega un papel fundamental en el proceso de integración educativa de alumnas y alumnos que presentan necesidades educativas especiales, centrándose principalmente en aquellas asociadas con discapacidad y/o aptitudes sobresalientes, dentro del entorno de las escuelas de educación regular.
Ubicada estratégicamente en escuelas de educación regular, la USAER ofrece orientación, asesoría y acompañamiento tanto a docentes y directivos como a padres de familia, en una relación de corresponsabilidad que busca promover la inclusión y el acceso equitativo a la educación.
Las Barreras para el Aprendizaje y la Participación (BAP) constituyen un elemento central en este contexto, representando todos aquellos factores del entorno que dificultan o limitan el acceso pleno a la educación y a las oportunidades de aprendizaje para niñas, niños y jóvenes.
Con un total de 5 mil escuelas en el nivel de educación básica, aproximadamente el 40% de estas (2300 escuelas) reciben atención por parte de la USAER. Este esfuerzo se complementa con un recurso de origen federal destinado a apoyar a los alumnos identificados con aptitudes sobresalientes.
Sin embargo, uno de los desafíos principales radica en el seguimiento de estos estudiantes destacados, ya que la cobertura de la USAER se extiende únicamente hasta el término de la educación secundaria.
En respuesta a esta necesidad, el secretario de educación y el subsecretario de educación media superior y superior han expresado su compromiso con el desarrollo de iniciativas que aseguren una continuidad en la atención de los alumnos sobresalientes a nivel medio superior y superior.
A pesar de los esfuerzos realizados hasta el momento, queda claro que aún hay mucho por hacer, especialmente en lo que respecta a brindar un seguimiento efectivo a los alumnos que han demostrado aptitudes sobresalientes a lo largo de su trayectoria educativa.
El apoyo a estos estudiantes debe abarcar distintos aspectos, incluyendo el económico, académico, psicológico y, sobre todo, el cognitivo, con el objetivo de evitar la llamada "fuga de cerebros" y garantizar que puedan alcanzar su máximo potencial dentro del sistema educativo y en la sociedad en general.