A lo largo del año, se llevan a cabo campañas continuas para administrar vacunas antirrábicas a personas que han tenido algún encuentro desafortunado con un perro o gato. Sin embargo, a menudo nos preguntamos cuál es el proceso que se debe seguir una vez que alguien ha sido víctima de un ataque por parte de uno de estos animales. La respuesta a esta pregunta implica una serie de pasos cuidadosamente estructurados para asegurar la seguridad tanto de la persona afectada como de la comunidad en general.
En primer lugar, es crucial que la persona que ha sufrido el ataque se comunique con las autoridades locales de inmediato. Una vez que se haya realizado el reporte, se le extiende un citatorio al dueño del animal responsable del ataque. Este citatorio es obligatorio y requiere que el dueño del animal se presente junto con la mascota en cuestión. Es imperativo que el dueño del animal coopere plenamente con las autoridades para garantizar un seguimiento adecuado del incidente.
Una vez que el dueño del animal y la mascota han sido localizados, el animal debe permanecer en observación durante un período de 10 días. Este período de observación es crucial para determinar si el animal muestra algún síntoma de rabia u otras enfermedades transmisibles. Durante estos 10 días, se lleva a cabo un monitoreo constante para descartar cualquier síntoma que pudiera indicar una enfermedad fuera del comportamiento normal del animal. Esta observación rigurosa es esencial para la seguridad de todas las partes involucradas.
En el caso de que el animal muestre algún síntoma sospechoso durante el período de observación, se toman medidas adicionales para garantizar la seguridad pública. Esto podría implicar la cuarentena del animal o, en situaciones extremas, la eutanasia del mismo. Estas medidas se toman en interés de la salud y seguridad tanto de las personas como de otros animales en la comunidad.