Juan Francisco León, de 63 años, enfrenta una dura realidad en su día a día. Desde que sufrió una embolia al año de nacido, su movilidad ha estado limitada, dificultando el uso de su mano derecha y su pierna izquierda. A pesar de estas limitaciones, se esfuerza por salir de su hogar a diario para vender semillas de calabaza. Este trabajo le permite generar ingresos, aunque los días buenos son escasos.
Juan vive en la casa de su madre, quien falleció hace aproximadamente cinco años. En este hogar, hace lo posible por cubrir sus necesidades básicas. Su única familia son sus dos hermanos. Sin embargo, solo su hermana le brinda apoyo real, cocinándole y dedicándole algo de tiempo, mientras que su hermano no muestra interés en ayudarlo. Aun con la falta de apoyo familiar, Juan sigue adelante, enfrentando su situación con determinación.
Su jornada laboral se extiende por aproximadamente 14 horas, y su lugar de trabajo principal es la calle Zacatecas. En ocasiones, se dirige al centro histórico, sin importar si el clima es frío, caluroso o incluso lluvioso. A pesar de sus esfuerzos, sus ingresos son variables; hay días en los que apenas consigue vender entre 65 y 70 pesos, y otros en los que regresa a casa con las semillas sin vender. Esta realidad hace que cada día sea una lucha constante por salir adelante.
Juan no recibe apoyo gubernamental ni programas de asistencia que le faciliten su situación. A pesar de los desafíos que enfrenta, se muestra resiliente, buscando la manera de sostenerse. Aquellos que deseen ayudarlo pueden encontrarlo en la calle Puebla número 926, en la colonia Morga, frente a un centro deportivo. Su historia es un recordatorio de la lucha diaria de muchas personas que, como él, enfrentan la pobreza y la falta de oportunidades.