Al cierre de cada año, viajar encabeza la lista de propósitos para muchas personas. Ritualizados o no, estos deseos se reflejan en tradiciones como "La maleta viajera", donde se sale con una maleta a dar vueltas a la medianoche, o marcar en un mapa los destinos por visitar. Algunos incluso escriben sus sueños, incluyendo lugares por conocer, y los atan a globos, esperando que se cumplan.
Sin embargo, la pregunta persiste: ¿cuántos realmente convierten ese propósito en realidad? Según datos, de las 1,832,650 personas que residen en Durango, solo el 20% planifica algún viaje, pero únicamente el 7.1% llega a concretarlo. Esto evidencia que la economía es un factor decisivo. Mientras algunos carecen de los recursos para emprender un viaje, otros, aunque tienen posibilidades, prefieren planificar con anticipación y ahorrar poco a poco.
Lograr este propósito no solo requiere deseo, sino también preparación financiera. Aquellos con mayores recursos pueden cumplirlo rápidamente, mientras que otros deben ajustarse a planes a mediano o largo plazo. La clave está en la organización: establecer un presupuesto, priorizar destinos y definir tiempos.
A pesar de las diferencias económicas, el anhelo de explorar nuevos lugares se mantiene como uno de los propósitos más recurrentes. Ya sea a corto o largo plazo, lo fundamental es la intención y el esfuerzo para cumplir este sueño. Año tras año, viajar sigue siendo una meta que une a quienes buscan experiencias y memorias más allá de su entorno habitual.