Desapariciones en Querétaro: la familia de Jesús Enrique Moreno enfrenta no solo la incertidumbre, sino la indiferencia institucional
La desaparición de Jesús Enrique Moreno, joven originario del municipio de Cadereyta de Montes, Querétaro, ha encendido las alarmas sobre una preocupante modalidad de captación de víctimas: las ofertas de trabajo engañosas a través de videojuegos en línea.
La defensora de derechos humanos y antropóloga social Aleida Quintana, coordinadora del colectivo T'ek'ei e integrante del Comité de la Unión y Red Nacional de Búsqueda de Personas, explicó que el joven desapareció el pasado 17 de diciembre, luego de que, días antes, comentara a su familia que había sido contactado mediante una plataforma de videojuegos. Los desconocidos le ofrecieron una aparente oportunidad laboral que prometía buena paga y condiciones favorables.
Sin embargo, el calvario para la familia no termina en la incertidumbre de no saber del paradero de Jesús Enrique. La activista denuncia que, al intentar acercarse a las autoridades estatales, la madre del joven fue bloqueada de forma sistemática: el personal de gobierno le impidió tener contacto directo con el gobernador, limitándose a recibir su oficio con la promesa de darle seguimiento. Días después, al comunicarse para saber el avance, le informaron que su solicitud estaba detrás de 400 peticiones más, relegando su urgencia a un frío trámite burocrático.
"Me parece gravísimo", subraya Quintana, al evidenciar cómo este tipo de violencia institucional profundiza el daño que ya carga la familia por la desaparición. La falta de sensibilidad de las autoridades no solo dificulta la búsqueda, sino que amplifica el impacto emocional y psicológico en la familia, extendiéndose también a la red familiar más amplia, quienes se ven atrapados en la desesperanza y el desamparo oficial.
El caso de Jesús Enrique se suma a otros incidentes alarmantes en Querétaro, donde se reporta que al menos 2 jóvenes más, originarios de la entidad, desaparecieron luego de haber viajado a Sinaloa. Aunque las autoridades han ofrecido declaraciones públicas, los resultados concretos siguen siendo nulos, y las familias siguen enfrentando la doble carga: la ausencia de sus seres queridos y la indiferencia de un aparato gubernamental que, lejos de ser aliado, se convierte en un obstáculo.
