El Arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, admite que la población incluyendo a los sacerdotes, no denuncian lo que ocurre con estos grupos delictivos por miedo.
"La gente se da cuenta, la gente sabe de las actividades de estos grupos, sabe de incluso quién es el desaparecido y quién se lo llevó, pero por temor a represalias o a que se repita la misma medida con un miembro de su familia, la gente prefiere callar. Y muchas de nuestras comunidades viven así, bajo el temor, porque no sienten que las autoridades, aun sabiendo, no apliquen la ley y no tienen ya ninguna protección, no hay quien los proteja".
El cardenal explicó que un ejemplo de ello son las fiestas patronales, todo lo que se realiza tiene que ser aprobados por los jefes de la plaza. Lamentó que este tipo de acciones están presentes.
"Lo perciben los párrocos, que no es el presidente municipal el que gobierna, es el jefe de la plaza. Es el jefe de la plaza el que le dice al párroco señor cura a qué hora quiere que quememos la pólvora, el castillo el día de la fiesta, a qué hora quiere que toque la banda musical, es el jefe de la plaza el que lleva el control de algo que correspondería a las autoridades municipales y los sacerdotes perciben que no hay un estado de derecho"
Ante la intención de prohibir los narco corridos, por parte de autoridades municipales y estatales, Robles Ortega manifestó estar a favor de que no se promueva dicho tipo de música,
"Pero más allá de eso se requiere educación, que todas las instituciones educativas, que todas las instituciones gubernamentales y que nosotros como iglesia transmitan a las nuevas generaciones mensajes de paz, de respeto, de sana y constructiva convivencia", agregó.