Desde 2021, Teocaltiche se convirtió en una zona prácticamente perdida para el Estado mexicano. La presencia del crimen organizado, los desplazamientos masivos y la violencia extrema rebasaron la capacidad de respuesta de las autoridades. Lo que inició como una pugna entre grupos criminales, hoy mantiene a la población atrapada entre el abandono institucional y el control de los cárteles.
Aunque la crisis de seguridad comenzó años antes de la pandemia, fue con la intensificación de la disputa entre el Cártel Jalisco Nueva Generación, que dominaba el territorio jalisciense, y el Cártel de Sinaloa, con influencia en la zona de Zacatecas, cuando la situación se agravó. Este municipio, al ser punto estratégico de entrada para ambos grupos, se convirtió en un campo de batalla.
La guerra entre cárteles trajo consigo el uso de vehículos, monstruos blindados, explosivos improvisados y armamento de alto calibre, provocando el desplazamiento de miles de personas desde las rancherías ubicadas al norte de Mechoacanejo, la segunda localidad más importante de Teocaltiche. Entre las comunidades más afectadas están Aguatinta, Los Pocitos, El Saucito, Rancho Mayor, Rancho Santo, El Rosario y Los García. En total, cerca de un millar de personas abandonaron sus hogares, muchos de ellos sin posibilidad de regresar.
Esta situación forzó finalmente una respuesta institucional. El exgobernador Enrique Alfaro prometió entonces pacificar la región.
Sin embargo, la violencia no cesó. Por el contrario, los hechos delictivos se volvieron una constante, con una escalada de asesinatos y desapariciones. (Gráfico 2). De registrar apenas dos homicidios anuales, la cifra se disparó: tan sólo entre 2021 y marzo de 2025 se contabilizan 31 homicidios, a los que se suman al menos ocho más reportados en abril.
Homicidios en Teocaltiche
Fuente: Fiscalía de Jalisco
El impacto de la violencia en la población civil también se hizo evidente. En 2024, las celebraciones patrias fueron suspendidas tras una balacera ocurrida a metros del escenario principal. Un año antes, una niña de cuatro años y su abuelo murieron al quedar atrapados en un fuego cruzado.
En la última semana, la situación volvió a recrudecerse con el asesinato de cinco civiles, entre ellos dos menores de edad, un vendedor de flores y una adolescente. A ello se suma la desaparición de ocho policías municipales, cuyo paradero continúa desconocido, así como el asesinato del comisario de Seguridad Pública de Teocaltiche, Ramón Moncada Grande, el pasado 16 de abril, y de José Luis Pereida Robles, secretario de Gobierno municipal, ocurrido este lunes en un restaurante.
Pese al despliegue de fuerzas estatales y federales, los niveles de violencia en la región no han disminuido. El gobernador Pablo Lemus aseguró recientemente que en un mes y medio la situación será controlada.
Mientras tanto, los habitantes de Teocaltiche siguen viviendo en un estado de zozobra permanente, entre la desconfianza en las autoridades y el temor cotidiano a ser víctimas de un conflicto que parece lejos de llegar a su fin.