Mauricio Funes, expresidente salvadoreño, muere en Nicaragua a los 65

El expresidente de El Salvador, Mauricio Funes, falleció a los 65 años en Nicaragua, donde había estado exiliado desde 2016 tras recibir asilo político debido a acusaciones de corrupción

Su muerte fue confirmada por el gobierno nicaragüense y el partido que lo llevó al poder, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que expresó su consternación ante la noticia. Funes falleció a las 21:35 horas locales, después de que su estado de salud se deteriorara gravemente. Según el ministerio de Salud de Nicaragua, el exmandatario estaba recibiendo tratamiento médico en sus últimos días.

Funes se destacó como el primer presidente de izquierda en El Salvador, asumiendo el cargo en 2009 y sirviendo hasta 2014. Su gobierno marcó un cambio significativo en la política salvadoreña, poniendo fin a dos décadas de dominio por parte del partido derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). Durante su mandato, Funes implementó una serie de políticas sociales que buscaban mejorar las condiciones de vida de los salvadoreños, priorizando la educación y la salud pública.

Entre sus logros más destacados se encuentra la creación del programa Ciudad Mujer, que ofrecía servicios integrales para mujeres, así como la eliminación de cuotas en el sistema de salud y la gratuidad en medicamentos y educación

Estas iniciativas fueron bien recibidas por la población, logrando un alto nivel de aceptación durante su administración. Según encuestas realizadas durante su mandato, aproximadamente el 56.7% de los salvadoreños consideraba que Funes estaba gobernando bien y un 46% creía que sus políticas beneficiaban a los más pobres.

A pesar de estos logros, su gobierno no estuvo exento de controversias. Funes enfrentó acusaciones graves relacionadas con la malversación de fondos públicos, siendo señalado por desvíos que ascendían a cerca de 350 millones de dólares. Estas acusaciones llevaron a su huida a Nicaragua en 2016, donde fue protegido por el régimen del presidente Daniel Ortega. A lo largo de su exilio, acumuló condenas en rebeldía que sumaban 28 años de prisión por diversos delitos, incluyendo blanqueo y evasión fiscal.

El legado de Funes es complejo; mientras algunos lo recuerdan como un líder que promovió cambios sociales significativos y buscó la transparencia gubernamental, otros critican su administración por no haber logrado erradicar la corrupción dentro del gobierno. A pesar de las campañas en su contra, el FMLN defendió su legado al señalar que Funes dejó un impacto duradero en las políticas sociales del país.

Durante su tiempo en el poder, Funes también implementó medidas para reducir la violencia en El Salvador. En 2012, logró establecer una tregua entre pandillas que resultó en una notable disminución del índice de homicidios

Esta estrategia fue vista como un intento efectivo para abordar uno de los problemas más graves del país. Sin embargo, también recibió críticas por su enfoque hacia la seguridad pública y el manejo del crimen organizado.

La muerte del expresidente ha generado reacciones mixtas en El Salvador. Mientras sus seguidores lamentan su partida y destacan sus contribuciones al país, otros permanecen escépticos sobre su legado debido a las acusaciones que enfrentó durante y después de su mandato. La falta de respuesta inmediata por parte del actual gobierno salvadoreño ante su fallecimiento también ha sido objeto de atención mediática.