La cantante Katy Perry se convirtió en una de las pocas mujeres en viajar al espacio al formar parte de la misión NS-31 de Blue Origin, el programa de vuelos suborbitales de la compañía espacial fundada por Jeff Bezos.
El lunes 14 de abril, Perry se unió a un exclusivo grupo de mujeres en este histórico vuelo, el cual fue único por estar compuesto únicamente por mujeres, incluyendo a figuras destacadas en el ámbito científico, mediático y artístico.
El vuelo suborbital, que duró unos pocos minutos, es un avance significativo en la carrera de la industria espacial privada, y generó gran expectación, tanto por la participación de Perry como por la naturaleza del evento. Tras el histórico suceso, muchas personas se preguntan qué requisitos se deben cumplir para ser parte de una misión como esta.
El primer paso para embarcarse en un vuelo de este tipo es adquirir un asiento. Aunque los vuelos de Blue Origin están abiertos al público, no cualquiera puede acceder a ellos. Si bien la empresa no ha revelado cuánto pagó Katy Perry por su asiento, se sabe que en vuelos anteriores los asientos se han subastado por hasta 28 millones de dólares, lo que deja claro que participar en un vuelo espacial no es una experiencia accesible para todos.
Una vez confirmado el asiento, los participantes deben someterse a un riguroso entrenamiento. Este programa de preparación física y técnica se realiza en las instalaciones de Blue Origin en Texas. Aunque no se exige una formación previa en ciencias espaciales ni experiencia técnica, los tripulantes deben pasar por simulaciones del vuelo y familiarizarse con los protocolos de seguridad del viaje.
Además, los futuros astronautas deben superar evaluaciones médicas para asegurarse de que pueden soportar las condiciones del vuelo, como el despegue, la ingravidez y el reingreso. No se requiere ser un atleta, pero sí contar con una estabilidad física y mental adecuada para el reto que representa el viaje.
El proceso logístico también es fundamental. Los pasajeros deben estar disponibles para trasladarse a West Texas, donde se llevarán a cabo tanto el entrenamiento como el lanzamiento del vuelo. La flexibilidad y la disposición a ajustarse a los tiempos establecidos por Blue Origin son aspectos clave para ser parte de esta experiencia espacial.
En definitiva, formar parte de una misión como la NS-31 de Blue Origin requiere no solo un alto costo económico, sino también un compromiso con el entrenamiento y los procesos logísticos que garantizan la seguridad de los pasajeros. Sin duda, un paso importante en la exploración espacial comercial, al que solo unos pocos afortunados pueden acceder.