Un trío de jovencitas chiapanecas con origen Tzotzil se encuentran en el cruce de Bulevar las Villas y Carretera Internacional buscando la forma de sobrevivir.
La luz del semáforo se pone en rojo. Es cuando Lilia y Alicia de 18 y 23 años y con sus pequeños de dos meses y dos años respectivamente, en la espalda, aprovechan para hacer malabares con pelotas para recibir un peso que les de para alimentarse y pagar la renta.
Alicia su prima de 14 años las observa esperando su tiempo para intentar realizar la rutina, ataviadas en su traje típico las tres se buscan la vida pero también la ponen en riesgo en medio del tráfico, en San Cristóbal de las Casas no hubo mejores oportunidades para ellas, por eso decidieron emigrar.
Lilia es madre soltera, ella y su prima Alicia solo culminaron la primaria, mientras que la hermana mayor logró terminar la secundaria pero solo habla y entiende tzotzil, mientras que Lilia y Alicia pueden comunicarse con algunas frases básicas que aprendieron en español pero entienden todo lo que se les dice.
A pesar de su juventud dicen no extrañar su casa, el frío que en esta temporada cala en los huesos no es algo que desean vivir de nuevo, al tomar el autobús pensaron solo en avanzar más no en volver y aunque es poco lo que se ganan a diario, es menos cansado que el trabajo en la siembra de frijol y en la milpa cortando maíz, es lo que afirman.
Sin embargo, cabe mencionar que Guaymas es solo una ciudad más donde se encuentran, se cuentan por cientos en Guanajuato, Estado de México, Durango, entre otros, así mismo el año pasado, 60 indígenas tzotziles en su mayoría menores de edad, fueron rescatados en las calles de Oaxaca, donde eran víctimas de trata y explotación.