La reforma al Código Penal permite que ante la intromisión de ladrones, delincuente, o no, el dueño o habitante del domicilio pueda defenderse sin ser procesado penalmente.
Es decir, en caso de asalto o robo con violencia, la víctima podrá golpear, herir, incluso matar al delincuente y estará amparado por la Ley.
Esto incluye a policías que entren a los domicilios aprovechándose del uniforme y cometan abuso de autoridad.
La iniciativa solamente garantiza la legítima defensa en viviendas y no en negocios o automóviles propiedad de la víctima, aunque se prevé que en un futuro se pueda aplicar a los negocios y vehículos.