Samael es de Honduras, salió de su país queriendo alcanzar el sueño americano en medio de una crisis económica sin trabajo y con cada vez más dificultades para sobrevivir.
En su camino conoció a Azucena una Mexicana-Guatemalteca que como él se quedó trabajando en los campos agrícolas de Caborca, tras el intento fallido de cruzar la frontera, ahí se enamoraron, se comprometieron y formaron una familia, pero por la falta de empleo se montaron en el tren de nuevo para volver al sur y al llegar a Empalme con su pequeña Joahana de entonces 4 meses fueron rescatados por la casa Franciscana, donde les brindaron refugio y se encargaron de su matrimonio para hacer legal la estancia de Samael en México.
"Nos hablamos sinceramente y con la verdad yo hable con ella que quiera formar una familia ya estoy en los papeles y ha sido una suerte y una bendición de Dios" dijo Samael.
A más de tres años de ese encuentro que les cambió la vida, hoy sus ambiciones son distintas, su deseo de llegar a Estados Unidos ha quedado atrás, en Guaymas han encontrado apoyo y cariño y el lugar donde desean establecerse, Samael espera que sus papeles estén en regla para tener un trabajo estable y brindarle a Azucena y su pequeña Johana el hogar que han planeado y con el que soñaron desde que se conocieron, una historia que va camino al éxito en medio de la crisis migratoria que se cuenta en números, deshumanizando a quienes la padecen.