El estado de Sinaloa vivió una jornada trágica este jueves 28 de noviembre, con un total de 14 muertes, entre ellas la de un comandante de la Policía Estatal Preventiva, lo que elevó la cifra de víctimas de violencia en la entidad.
Los hechos, ocurridos principalmente en Culiacán, Badiraguato y Mazatlán, incluyeron ataques armados a varios negocios y un clima de tensión que mantiene en vilo a la población.
El comandante Javier Verástica Muñoz, de 47 años, fue encontrado sin vida la madrugada del jueves debajo de un puente en el libramiento Benito Juárez, en la colonia Villa Bonita, al sur de Culiacán. De acuerdo con las autoridades, el cuerpo de Verástica Muñoz presentaba señales de tortura, con huellas de bala y estaba amarrado. El comandante había sido privado de la libertad dos días antes, cuando fue interceptado por hombres armados mientras circulaba por la calzada del aeropuerto, tras concluir su turno de trabajo.
Además del asesinato del comandante, la violencia se extendió por diferentes puntos de Sinaloa, afectando principalmente negocios relacionados con juegos de azar. Entre los atacados se encuentran dos restaurantes de comida japonesa, de la cadena Ranch Roll, y una clínica, todos ellos víctimas de agresiones armadas. En estos incidentes, se registraron al menos seis muertes, además de varios heridos, incluyendo dos mujeres que resultaron afectadas en los enfrentamientos.
La situación en Culiacán y otras localidades de Sinaloa es particularmente alarmante, pues las autoridades locales han señalado que este tipo de actos violentos están relacionados con la disputa entre grupos criminales que operan en la región. La Policía Estatal y la Guardia Nacional han intensificado sus operativos para tratar de controlar la violencia, pero los ataques siguen ocurriendo de forma recurrente.
Este "jueves negro" se suma a una serie de enfrentamientos y ataques violentos que han marcado el mes de noviembre en Sinaloa. Las autoridades se han enfrentado a un entorno cada vez más complejo, en el que no solo se ve afectada la seguridad pública, sino también la estabilidad social y económica de la región. Los ciudadanos, principalmente en las zonas más afectadas, viven con el temor constante de nuevas agresiones.
Por su parte, el gobierno estatal ha expresado su compromiso de seguir combatiendo la violencia en Sinaloa, aunque reconoce que el crimen organizado continúa siendo una de las principales amenazas para la seguridad pública. Mientras tanto, las víctimas siguen sumándose a una lista cada vez más extensa de personas afectadas por el clima de violencia en el estado.