Los perros, al igual que los seres humanos, tienen una forma de comunicarse, aunque su lenguaje no es verbal. A lo largo de la historia, los humanos hemos aprendido a interpretar las señales que los perros nos envían a través de sus gestos, posturas y sonidos. Este lenguaje canino es fundamental para la relación entre los perros y las personas, y también entre los propios perros.
El cuerpo de un perro es su principal herramienta para expresar sus emociones y estados de ánimo. A través de su postura, movimientos de la cola, orejas y ojos, podemos identificar cómo se siente el animal en determinado momento.
La cola: El movimiento de la cola de un perro es un indicador clave de sus emociones. Un perro con la cola levantada y moviéndola de un lado a otro suele estar alegre y emocionado. Sin embargo, si la cola está entre las patas traseras, esto puede indicar miedo o sumisión. Una cola rígida, levantada y sin movimiento puede ser una señal de que el perro se siente amenazado o alerta.
Las orejas: Las orejas de un perro también ofrecen información valiosa. Cuando las orejas están erguidas y orientadas hacia adelante, el perro está atento y curioso. En cambio, si las orejas se bajan o se mueven hacia atrás, esto podría señalar miedo, inseguridad o sumisión.
La postura corporal: Un perro que se muestra relajado tendrá una postura más suelta y su cuerpo será suave. En cambio, si el perro se erige y se pone tenso, puede estar en una posición de alerta o de defensa. Los perros también pueden "agacharse" de forma que simula una invitación a jugar, lo que se denomina el "gesto de juego".