Las personas que viven toda su vida en ciudades son más propensas a sufrir enfermedades y trastornos mentales que aquellas que lo hacen en entornos rurales. Además, los adolescentes suelen ser más propensos a sufrir experiencias psicóticas que los adultos y, aquellos que muestran síntomas en edades tempranas, tienen más posibilidades de desarrollar una enfermedad mental en un futuro como depresión y esquizofrenia.
Explican que un factor obvio de este lazo entre la contaminación y la salud mental, es el ruido del tráfico, debido a que éste aumenta el estrés y empeora la calidad del sueño, además de que las partículas contaminantes suspendidas pueden atravesar la barrera hematoencefálica y afectar potencialmente al cerebro.